Ayer, 19 de junio, Civivox Condestable acogió la primera jornada del Curso de Verano “Vida Cotidiana en la Antigüedad: la ciudad” que organiza UNED Pamplona. El director del Curso, Javier Andreu Pintado, junto con la directora de UNED Pamplona, Carmen Jusué Simonena, dieron comienzo a la jornada agradeciendo la asistencia del público y el compromiso de los ponentes: Inmaculada Vivas Sainz, doctora de Historia del Arte y profesora de la UNED, y Javier Armendáriz Martija, doctor en arqueología.
“Vida cotidiana en las ciudades del antiguo Egipto: lujo, fiesta y ocio a través de la iconografía”
La Dra. Inmaculada Vivas Sainz expuso al público una idea principal durante su ponencia: gracias a las imágenes conservadas en las tumbas de los antiguos egipcios podemos, hoy, tener una idea aproximada de su vida cotidiana. O por lo menos, lo que ellos consideraban una vida cotidiana ideal.
Actualmente se conservan múltiples ejemplos iconográficos de escenas en bailes o banquetes pertenecientes a los nobles o momentos de trabajo diario de los sirvientes que ilustran lo que serían las costumbres de los antiguos egipcios. A penas entre un 3 o 5% de los egipcios sabían leer; así que la imagen era fundamental para la comunicación y el aprendizaje.
La ponente hizo un recorrido por algunas ciudades, entre ellas Menfis, Amarna o Tebas, en las cuales pudimos ver imágenes de sus vidas cotidianas en sus necrópolis; pero también sus restos urbanísticos que pueden darnos una idea de su organización.
Como expuso la ponente, la conferencia se trataba de intuir “el mundo de los vivos” a través del arte funerario.
“Vida cotidiana en las primeras ciudades prerromanas del territorio actualmente navarro”
El doctor en arqueología Javier Armendáriz Martija dio ayer una conferencia sobre aquellas ciudades prerromanas que estaban instaladas en el territorio que actualmente ocupa la Comunidad Foral de Navarra.
El ponente se centró en el periodo comprendido entre los siglos IV y I antes de Cristo, antes de la llegada de los romanos. En la ponencia se expuso la idea de que las ciudades-estado eran recintos fortificados con murallas defensivas contra los enemigos, pero que también eran un símbolo de prestigio. En ellas convivía una sociedad dividida en estamentos: lideradas por un caudillo, donde los miembros del ejército tenían mucho poder, seguidos de los comerciantes, herreros, panaderos… y en el estamento más bajo los agricultores y ganadero.
En cuanto a la cuestión religiosa no se tiene mucha información y sí que han parecido algunos colgantes con referencia a la fertilidad o contra el mal de ojo. También se juntaban alrededor de formas naturales a las que les otorgaban simbolismo.
Estas ciudades-estado se comunicaban a través de la lengua celtíbera, ibérica y del protovasco. No podemos olvidar, tal y como dijo Javier Armendáriz, que Navarra es un espacio de frontera entre varias culturas.